Después de más de treinta años se ha logrado poner en el banquillo de los acusados a uno de los mayores genocidas que conoció la historia contemporánea argentina. Domingo Antonio Bussi luego de ser gobernador electo democráticamente por un pueblo ultra derechista, que siempre quiso mano dura, que no cree en la justicia, que no cree en las instituciones, que no sabe convivir en democracia. Un pueblo que en las elecciones no sabe votar, con un gran porcentaje de familias humildes adheridas al clientelismo del justicialismo y el resto que cree es mejor mirar para otro lado, tener las veredas limpias aunque la conciencia sucia. Igualmente el pueblo tucumano no tiene la cultura suficiente como para mantener en orden el verdadero orden. Se cree que con un régimen castrense puede mejorarse todo, sin comprender que los cambios, los avances empiezan desde adentro, desde cada uno de los ciudadanos que habitan esta tierra.
Recuerdo que era un adolescente cuando este sujeto llegó a la gobernación de mi lastimosa provincia. Mi indignación era tal que no podía entender como podían haber votado a un asesino que no les dio la menor oportunidad a todos aquellos que por la sola circunstancia de pensar diferente "algo habían hecho". En su primer mandato, en el de facto, secuestro, torturo y luego desapareció a toda una generación de jóvenes entusiastas que pensaban en un mundo mejor, diferente. Creo que sobre todo nuestra sociedad esta viviendo las consecuencias de ese exterminio, señores, señoras, Tucumán tiene un déficit muy grande de dirigentes políticos. No hay que ir muy lejos en el tiempo para notarlo, con las ultimas elecciones donde el paisano acaparo el poder y termino destruyendo las instituciones, con la complicidad por supuesto de todos los oportunistas que supieron cobijarse bajo su "sábana".
Hoy lo vi al hijo más grande de este genocida declarando barbaridades. No hay motivo para defender lo indefendible. Jamás me entere que Tucumán o la Argentina haya estado en guerra como ellos lo denominan. Poco saben, pobres, de conceptos jurídicos. Y digo pobres porque debe ser feo actuar siempre a prepotencia, al margen de todo lo normado. Sin siquiera tener todo el poder para hacer lo correcto y tomar el lado más oscuro y equivocado.
Es cierto que en Tucumán se desarrollaba un gran conflicto armado, una conmoción interior, contra un grupo beligerante. Pero también es cierto que los militares habían usurpado una vez más las instituciones democráticas, pero esta vez de la forma más sangrienta que se haya conocido antes. Ni siquiera se conoció el Derecho de La Haya (un conjunto de disposiciones internacionales que regulan la conducción de las hostilidades en busca del respeto hacia la vida humana), que como gobierno de turno, aunque de facto, tenía todo para hacer traer la paz de la manera necesaria. Igualmente es sabido que antes del golpe de estado del 76, la guerrilla en Tucumán ya no existía, con el operativo Independencia había sido tomada la base principal de los subversivos en Famaillá, así que solo el combate era una excusa para aniquilar a todo aquel que no pensara según la inclinación de la comandancia oligarca.
Son muchísimos los argumentos que escucharemos a favor y en contra, en el transcurso de este juicio. Estoy convencido de que serán muchos más los que harán que está vez se haga lo correcto y por fin será justicia.
De ahí en adelante espero que Bussi siga viviendo, unos cien años más por lo menos, en el estado deplorable que se encuentra y tras las rejas. Al menos va a tener esa oportunidad que no le dio a los miles de jóvenes que desaparecieron con sus ordenes.
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